Soy una herida
que por no cerrarse
se multiplica.
Tu mano fría
tu cabeza caliente.
La sangre que se agolpa
como si la noche
toda
se abalanzara
sobre nuestros cuerpos.
El amanecer tardío
que se asoma
para observarnos.
En tu boca
se encierran
todos los misterios.
En tu cuerpo
que agoniza
en cada suspiro
me reconozco.
Línea recta
para mis sentidos.
Sombra que alumbra
mirada que asombra
ternura
(qué palabra más extraña
cuán poco la he conocido)
Entre tus manos,
nuestros dedos.
Contemplarnos
desde fuera
como curiosos
ante un incendio.