domingo, 22 de noviembre de 2009

Romance sonámbulo (Fragmento)

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas le están mirando
y ella no puede mirarlas.

*

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde…?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

*

Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los montes de Cabra.
Si yo pudiera, mocito,
ese trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

Compadre, quiero morir
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
dejadme subir, dejadme,
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Todas las cartas de amor son ridículas

Álvaro de Campos


Todas las cartas de amor son
ridículas.
No serían cartas de amor si no fuesen
ridículas.

También escribí en mi tiempo cartas de amor,
como las demás,
ridículas.

Las cartas de amor, si hay amor,
tienen que ser
ridículas.

Pero, al fin y al cabo,
sólo las criaturas que nunca escribieron cartas de amor
sí que son
ridículas.

Quién me diera en el tiempo en que escribía
sin darme cuenta
cartas de amor
ridículas.

La verdad es que hoy mis recuerdos
de esas cartas de amor
sí que son ridículos.

(Todas las palabras esdrújulas,
como los sentimientos esdrújulos,
son naturalmente
ridículas).

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Poema Alda Merini

Io ero un uccello
dal bianco ventre gentile,
qualquno mi ha tagliato la gola
per riderci sopra
non so.
Io ero un albatro grande
e volteggiavo sui mari.
Qualcuno ha fermato il mio viaggio,
senza nessuna carità di suono.
Ma anche distesa per terra
io canto ora per te
le mie canzoni d'amore.





Yo era un pájaro
de un vientre blanco gentil,
alguno me ha cortado la garganta
para reírse encima
no sé.
Yo era un albatros mayor
y giraba sobre mares.
Alguno ha detenido mi viaje
sin ninguna caridad de sonido.
Pero también extendida por tierra
yo canto ahora para ti
mis canciones de amor.

sábado, 24 de octubre de 2009

Cómo bailar en un sueño

El sueño y el baile son irreconciliables. Pero en el sueño puedes bailar y en el baile puedes soñar. La vigilia es la herida más profunda de la vida, quedarte mirando las horas, los días, los años, los sucesos transitar. Virginia, Artaud, Olga, Pizarnik, Juana, Anaïs, Lorca, Carranza, Tsvietaieva, Sand, Garro, Duse, Ory, Castellanos, Izquierdo, Varo, Ajmátova, Merini, Fonz, y el Subcomandante me miran, y yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa.

martes, 20 de octubre de 2009

Soy la otra mitad herida
I
El incendio lo consume todo.
En cambio el beso, que es más cauto
más silencioso, más arroyo, más mar
nos lleva a reconocernos
en el espejo de la otra boca.
La boca abierta, sinuosa como un incendio
pero sin quemar, sin lacerar, sin llagas
ni heridas profundas.
La única otra mitad herida: el alma.
II
Deja que en profusión emanen
los dolores guardados
la pregunta de Dios
la afirmación del sueño
la comprobación
de ser ángeles
ángeles sin ruta definida
ángeles trastornados
ángeles tras el cúmulo de la voz.
Ángeles que se equivocan
y sin embargo al tocar sus alas
su vuelo se acelera, se hace más libre
y en ese trastocarse
tocan, como por equivocación
la túnica de Dios
que les ve como sus hijos amados
sus hijos terrenos, sus hijos ángeles orillados
bendecidos por la Palabra.
III
La palabra, ese desatino iluminado
con que brillan más las cosas
se abrillantan los días
las horas en su quietud intacta
se vuelven oro
collar donde puedes colgar
lo más íntimo
lo que nunca ninguna mano desaforada
podrá acariciar
con el detenimiento
con el que yo
acaricio tu mano, tus venas
tu piel despierta, tus ojos
por donde entro como
si de un incendio se tratara
tu voluntad que es la mía
que es la de Dios
que en su infinita piedad
nos ha hecho amarnos.
Re-conocernos, saber
que en esta barca
también temblamos.
Y mi mano, escarcha
se derrite cuando mis dedos
tocan tu espalda, tus brazos
que de tanto anhelar
se me han quedado prendados
y aquí los cargo
como si fueran mis alas.

Bien sé que es el lugar más común de los besos y de las bocas, pero en los lugares comunes, por lo menos allí, reina la democracia... ja,ja...

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera
vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para
deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida
por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por
un azar que no busco comprender coincide exactamente con
tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y
entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de
cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se super
ponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas
se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose, con los la
bios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando
en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume
viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en
tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mien
tras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores
o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si
nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instan
tánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor
a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una
luna en el agua.