El sueño y el baile son irreconciliables. Pero en el sueño puedes bailar y en el baile puedes soñar. La vigilia es la herida más profunda de la vida, quedarte mirando las horas, los días, los años, los sucesos transitar. Virginia, Artaud, Olga, Pizarnik, Juana, Anaïs, Lorca, Carranza, Tsvietaieva, Sand, Garro, Duse, Ory, Castellanos, Izquierdo, Varo, Ajmátova, Merini, Fonz, y el Subcomandante me miran, y yo ya no soy yo ni mi casa es ya mi casa.
Libro de los Méritos de Vida
sábado, 24 de octubre de 2009
martes, 20 de octubre de 2009
Soy la otra mitad herida
I
El incendio lo consume todo.
En cambio el beso, que es más cauto
más silencioso, más arroyo, más mar
nos lleva a reconocernos
en el espejo de la otra boca.
La boca abierta, sinuosa como un incendio
pero sin quemar, sin lacerar, sin llagas
ni heridas profundas.
La única otra mitad herida: el alma.
II
Deja que en profusión emanen
los dolores guardados
la pregunta de Dios
la afirmación del sueño
la comprobación
de ser ángeles
ángeles sin ruta definida
ángeles trastornados
ángeles tras el cúmulo de la voz.
Ángeles que se equivocan
y sin embargo al tocar sus alas
su vuelo se acelera, se hace más libre
y en ese trastocarse
tocan, como por equivocación
la túnica de Dios
que les ve como sus hijos amados
sus hijos terrenos, sus hijos ángeles orillados
bendecidos por la Palabra.
III
La palabra, ese desatino iluminado
con que brillan más las cosas
se abrillantan los días
las horas en su quietud intacta
se vuelven oro
collar donde puedes colgar
lo más íntimo
lo que nunca ninguna mano desaforada
podrá acariciar
con el detenimiento
con el que yo
acaricio tu mano, tus venas
tu piel despierta, tus ojos
por donde entro como
si de un incendio se tratara
tu voluntad que es la mía
que es la de Dios
que en su infinita piedad
nos ha hecho amarnos.
Re-conocernos, saber
que en esta barca
también temblamos.
Y mi mano, escarcha
se derrite cuando mis dedos
tocan tu espalda, tus brazos
que de tanto anhelar
se me han quedado prendados
y aquí los cargo
como si fueran mis alas.
Bien sé que es el lugar más común de los besos y de las bocas, pero en los lugares comunes, por lo menos allí, reina la democracia... ja,ja...
Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy
dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera
vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para
deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca
que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara,
una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida
por mí para dibujarla con mi mano en tu cara, y que por
un azar que no busco comprender coincide exactamente con
tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.
Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y
entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de
cerca y los ojos se agrandan, se acercan entre sí, se super
ponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas
se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose, con los la
bios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando
en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume
viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en
tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mien
tras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores
o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si
nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un
breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instan
tánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor
a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una
luna en el agua.
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