sábado, 20 de noviembre de 2010

Homenaje a Macario Matus en Palacio de Mineria

“Cuando un poeta como él nace, muere el odio del mundo, y es algo que se festeja junto a la aurora”

Alfredo Cardona Peña





Dios de la lujuria

La lujuria o el amor
lo llamaron excesos del tigre silvestre, Ocelote, pues.
Estremecimientos instintivos
de los hombres como animales fieros.
Cómo no íbamos a ser como ocelotes
si nacimos de sus entrañas briosas.
El amor es entrega de felinos a lo loco
El amor es colmillos ensartados al cuello.
Lujuria es amar como todos los dientes,
pieles, garras, uñas, bigotes, ojos de gato.
Amar y ser lujurioso es ser animal y hombre.
Lujuriar y besar es ser mujer con hiel azucarada.
Cuando se acabe la tierra y sus dioses,
el amor y la lujuria presidirán la noche, el día.

Macario Matus



Macario Matus Gutiérrez nació el 2 de enero de 1943, poeta, cuentista y escritor de ensayos sobre artes visuales contemporáneos de México y Oaxaca, fue director de la Casa de la Cultura de Juchitán de 1979 a 1989. Premio del Museo Nacional de las Culturas Populares 1985, por el libro “Mi pueblo durante la Revolución”, con la obra “Juchitán Sol de la Esperanza” obtuvo el 3er premio en Certamen Internacional Sobre la Lucha de los Indígenas en América Latina, INBA, en 1980. Perteneció a la Asociación Internacional de Críticos de Arte (Francia-UNESCO) y a Escritores de Lenguas Indígenas A. C.

Entre las obras publicadas se encuentran; Antología: El estornudo de Don Lucio, Colibrí, Enciclopedia Infantil, SEP, 1979. Poesía Zapoteca, en La palabra y el hombre 48, Revista de la Universidad Veracruzana, Nueva época, 1983. Relatos Zapotecos, (Bilingüe), Lenguas de México, Culturas Populares, 1997. Cuentos de un Juchiteco, Ayuntamiento Popular de Juchitán Programa Casas del Pueblo, 1991. Mentiras, de Juchitán, con xilografías de Demian Flores, Fundación Guiée Xhúuba, 1996. La Niña y el Lagarto, Ponte en mi Lugar, cuentos para niños, Cuadernos de Educación Ciudadana-FONAFE, 2003, Antología Poética, 1969-1998, Grabaciones del proyecto radiofónico “La flor de la palabra”, 2003.

Su poesía se encuentra concentrada en los libros: Biulú, Neza Cubi, 1969. Palabra Desnuda, Casa de la Cultura del Istmo de Tehuantepec, 1977. Negra Canción. Ayuntamiento Popular de Juchitán, 1982. Luto y memoria (1968-1980), Casa de Cultura de Juchitán y Oaxaca, 1985. La noche de tus muslos, Casa de Cultura de Juchitán y Oaxaca, 1986. Juchitán en el Tiempo, Casa de la Cultura de Oaxaca, 1988. Lemura, Fundación Guiée Xhúuba, Praxis, 1994. Poerótica, La Tinta del Alcatraz, 1995. Antología Poética, Radio Educación, 1995. Canción de Eros, Praxis, 1997. Laja del Tiempo, UAM, 1998. Los Zapotecos (poesía en zapoteco y español), Culturas Populares-FONCA, 1998, etcétera.

Slow Moscow

La pequeña giganta aristócrata Ana Ajmátova (1889-1996)


Mi amadísima Ana Ajmátova a la que Stalin llamó la Monja-Puta. A la que cuando se formó para visitar en la cárcel a su hijo preso le preguntaron que si podía ser capaz de describir eso y ella dijo que sí y escribió un libro bellísimo: "Réquiem". La que se bebía, cuentan, diariamente, una botella de vodka, a la que retrató Modigliani y tantos otros que la admiraron y amaron. Cuadros que nacieron de su espíritu a través del pincel y los colores de los pintores que seguramente ella también amó. Mi hermosa Rusa Poeta que un día me habló y no ha dejado de hablarme, es una de las mujeres que me permiten seguir con vida y suelo evocarla continuamente. Fue acusada de traición, deportada, intentaron silenciarla pero no lo lograron nunca. Les molestaban también sus actitudes aristocráticas. Su cuerpo en sí mismo era aristocrático, sus manos deletrean poemas. Sus actitudes de una fineza absoluta. Aquí algunos de sus poemas:


El poeta

Piensas que esto trabajo, esta vida despreocupada
Escuchar a la música algo y decirlo tuyo como si nada. Y el ajeno scherzo juguetón meterlo en versos mañosos Jurar que el pobre corazón gime en campos luminosos. Y escucharle al bosque alguna cosa y a los pinos taciturnos ver Mientras la cortina brumosa de niebla se alza por doquier. Tomo lejos o a mi vera, sin sentir culpa a mi turno Un poco de la vida artera y el resto al silencio nocturno.


Sótano Del Recuerdo

Es pura tontería que vivo entristecida

y que estoy por el recuerdo torturada.

No soy yo asidua invitada en su guarida

y allí me siento trastornada.

Cuando con el farol al sótano desciendo,

me parece que de nuevo un sordo hundimiento

retumba en la estrecha escalera empinada.

Humea el farol. Regresar no consigo

y sé que voy allí donde está el enemigo.

Y pediré benevolencia… pero allí ahora

todo está oscuro y callado. ¡Mi fiesta se acabó!

Hace treinta año se acompañaba a la señora,

hace treinta que el pícaro de viejo murió…

He llegado tarde. ¡Qué mala fortuna!

Ya no puedo lucirme en parte alguna,

pero rozo de las paredes las pinturas

y me caliento en la chimenea. ¡Qué maravilla!

a través del moho, la ceniza y la negrura

dos esmeraldas grises brillan

y el gato maulla. ¡Vamos a casa, criatura!

¿Pero dónde es mi casa y dónde mi cordura?



Cuando la luna es de melón...

Cuando la luna es de melón una tajada en la ventana
Y en redor es la calina cerrada la puerta y la casa encantada

Por las azules ramas de glicinas y en la fuente de arcilla hay agua fría

Y la nieve del paño y arde una bujía de cera
Tal que en la niñez, mariposas zumban

La calma, que no oye mi palabra, retumba

Entonces de lo negro de rincones rembrandtianos algo se ovilla de pronto

Y se esconde allí a mano, pero no me e
stremezco, ni me asusto siquiera...
La soledad en sus redes me hizo prisionera
El gato negro el alma me mira, como ojos centenarios
Y en el espejo mi doble
es tal vez mi contrario.



Voy a dormir dulcemente, buenas noches, noche.

viernes, 19 de noviembre de 2010

Para Carlos Edmundo de Ory


Sino existen los ángeles... ¡que alguien los invente!

Tumba de Julio Verne con Laura Lachéroy de Ory y Carlos Edmundo de Ory
Amiens, Francia

lunes, 1 de noviembre de 2010

Mi palabra/ tragaluz que informa/ lastre de felices. Mi palabra es palabra hueca/ cubierta de cuevas/ donde ofician muertos.

Niños con cabeza en mano saltan

niñas con vagina en sangre juegan

el niño mete la mano en la sangre

la sangre grita a carcajadas,

lleva la cabeza del niño.

Niño y niña encuentran la cabeza

la meten en la vagina.

Niño en niña cantan:

- A la víbora víbora de la mar, de la mar

por aquí podemos pasar, el que sangre mucho

pierde y el que no, no ganará.

*

Sobre manos de muertos danzan vivos

de un lado a otro les empujan

como pelotas de juego

cantan y barullan su porvenir

fincan sus manos en las ajenas

el espacio es transitorio

luego cantan los otros

como triunfadores de partidos

con caras vestidas de colores.

La danza sigue implacable,

revierte nombres, pensamientos, eco de sueños,

vestidos unos y otros sin diferenciar

enumeran sus ausencias.


Ven cómo esquilma

un hombre a otro hombre.

*

Uno pensaría que a los muertos les da por cogerse de los brazos

hacer rondas o fiestas oscuras aprovechando el desconocimiento de la muerte

pero permanecen tranquilos o intranquilos como cuando vivieron.

En los cementerios parece que en verdad el alma es inmortal y se perpetúa.

¿A dónde van cuando no es día de muertos?

¿por qué entienden que ese día reciben?

se abrirá un espacio entre el aire y la noche

donde emerge un lugar para que los vivos conversen

los ángeles traigan el te o los demonios la comida

o hay una mesa para los muertos que se recarga sobre los vivos

quizá ningún día están allí.

Ven la inutilidad del esfuerzo que hicieron

desde algún lugar secreto para el hombre

se ríen y se van con las manos cruzadas tras la espalda

reconociendo la gran pérdida

de la invención de la fábula y la ingenuidad de creer.


Quizá un día son ellos quienes nos visitan

tras ladrillos y maderos que hemos inventado para dormir.

Ellos están allí esbozando una gran sonrisa

sin saber que nosotros también los miramos.



¿En una ronda de muertos y vivos cuál será el muerto?

*

Mi voz apesadumbrada se llena de dunas donde brota la arena como si allí hubiera nacido.

El sol se repliega ante mi vista.

Veo a todos mis muertos, sus ausencias y todos los sueños que nunca debieron existir

porque el sueño lo vivimos y lo demás son pesadillas.

Los ojos son tan anchos y el corazón tan grande

como este llano que algún día estuvo en llamas

quieren incendiarle pero él les incendia de pesadillas

no se atrevan a tocarle.

Ahora te entiendo Dulce María Loynaz hay que amar tu tierra

y trabajarla como Zapata... aunque sea con letras.

Porque aunque mis letras para los hombres de mi tiempo poco valgan

la arena que brota por mis poros me llama a incendiarme en ella

y en sus mares y montañas y en todos los que colmamos esta extensión del mundo.

El corazón nos llama y nosotros acudimos a escucharle.

Mientras un país tenga quien le cante

ese país tendrá esperanza y también sus hijos y sus padres

y el mundo aprenderá a amarse por encima del incendio

a colmarse con los ojos abiertos y la guerra bien errada.

Pensaremos en Symborska hablando al Eclesiastés: ven, que yo

te mostraré todo lo que aún hay bajo el sol.

Aunque cita fidedigna o no

qué habrá dicho Shakespeare y lo que las ediciones y traducciones se llevaron.

Mi voz ha recuperado el canto de siglos

por ella hablan rostros que a través de la hoja tiemblan.

Si se quiere que algo exista hay que nombrarlo

y yo me nombro y nombro a este país mundo a un tiempo

en que se embriagará no sólo de risa y llanto sino de luz

dentro de ella respiraremos como por el costado hambriento de Dios

antes nos comía en oscuridad

ha perdido el miedo y se dejará alumbrar

-nos seguirá comiendo-

pero podremos verlo.

Poemas del libro Ronda de muertos. Editorial Andrógino/VersodestierrO. Ciudad de México, 2005