lunes, 1 de noviembre de 2010

Mi palabra/ tragaluz que informa/ lastre de felices. Mi palabra es palabra hueca/ cubierta de cuevas/ donde ofician muertos.

Niños con cabeza en mano saltan

niñas con vagina en sangre juegan

el niño mete la mano en la sangre

la sangre grita a carcajadas,

lleva la cabeza del niño.

Niño y niña encuentran la cabeza

la meten en la vagina.

Niño en niña cantan:

- A la víbora víbora de la mar, de la mar

por aquí podemos pasar, el que sangre mucho

pierde y el que no, no ganará.

*

Sobre manos de muertos danzan vivos

de un lado a otro les empujan

como pelotas de juego

cantan y barullan su porvenir

fincan sus manos en las ajenas

el espacio es transitorio

luego cantan los otros

como triunfadores de partidos

con caras vestidas de colores.

La danza sigue implacable,

revierte nombres, pensamientos, eco de sueños,

vestidos unos y otros sin diferenciar

enumeran sus ausencias.


Ven cómo esquilma

un hombre a otro hombre.

*

Uno pensaría que a los muertos les da por cogerse de los brazos

hacer rondas o fiestas oscuras aprovechando el desconocimiento de la muerte

pero permanecen tranquilos o intranquilos como cuando vivieron.

En los cementerios parece que en verdad el alma es inmortal y se perpetúa.

¿A dónde van cuando no es día de muertos?

¿por qué entienden que ese día reciben?

se abrirá un espacio entre el aire y la noche

donde emerge un lugar para que los vivos conversen

los ángeles traigan el te o los demonios la comida

o hay una mesa para los muertos que se recarga sobre los vivos

quizá ningún día están allí.

Ven la inutilidad del esfuerzo que hicieron

desde algún lugar secreto para el hombre

se ríen y se van con las manos cruzadas tras la espalda

reconociendo la gran pérdida

de la invención de la fábula y la ingenuidad de creer.


Quizá un día son ellos quienes nos visitan

tras ladrillos y maderos que hemos inventado para dormir.

Ellos están allí esbozando una gran sonrisa

sin saber que nosotros también los miramos.



¿En una ronda de muertos y vivos cuál será el muerto?

*

Mi voz apesadumbrada se llena de dunas donde brota la arena como si allí hubiera nacido.

El sol se repliega ante mi vista.

Veo a todos mis muertos, sus ausencias y todos los sueños que nunca debieron existir

porque el sueño lo vivimos y lo demás son pesadillas.

Los ojos son tan anchos y el corazón tan grande

como este llano que algún día estuvo en llamas

quieren incendiarle pero él les incendia de pesadillas

no se atrevan a tocarle.

Ahora te entiendo Dulce María Loynaz hay que amar tu tierra

y trabajarla como Zapata... aunque sea con letras.

Porque aunque mis letras para los hombres de mi tiempo poco valgan

la arena que brota por mis poros me llama a incendiarme en ella

y en sus mares y montañas y en todos los que colmamos esta extensión del mundo.

El corazón nos llama y nosotros acudimos a escucharle.

Mientras un país tenga quien le cante

ese país tendrá esperanza y también sus hijos y sus padres

y el mundo aprenderá a amarse por encima del incendio

a colmarse con los ojos abiertos y la guerra bien errada.

Pensaremos en Symborska hablando al Eclesiastés: ven, que yo

te mostraré todo lo que aún hay bajo el sol.

Aunque cita fidedigna o no

qué habrá dicho Shakespeare y lo que las ediciones y traducciones se llevaron.

Mi voz ha recuperado el canto de siglos

por ella hablan rostros que a través de la hoja tiemblan.

Si se quiere que algo exista hay que nombrarlo

y yo me nombro y nombro a este país mundo a un tiempo

en que se embriagará no sólo de risa y llanto sino de luz

dentro de ella respiraremos como por el costado hambriento de Dios

antes nos comía en oscuridad

ha perdido el miedo y se dejará alumbrar

-nos seguirá comiendo-

pero podremos verlo.

Poemas del libro Ronda de muertos. Editorial Andrógino/VersodestierrO. Ciudad de México, 2005


No hay comentarios:

Publicar un comentario